El 30 de enero de 2018 el diario Correo publicó
en su portal web la siguiente nota.
¿Cómo un medio como Correo pudo omitir en su relato las pruebas que refutaban la hipótesis de la Fiscalía, dando a entender que eran definitivamente una puesta proselitista del terrorismo? Si bien es preocupante que el diario no buscara la verdad completa, sí buscó contrastar la nota con la declaración de Natalia Majluf, quien asegura el medio, no contestó. Pero las repercusiones que traen los comentarios desatinados de estas personalidades políticas no es excusable por la falta del medio.
¿Qué nos revela este caso? El uso de la posverdad para manipular la opinión pública con respecto a un tipo de arte en especial. Para el ahora ex congresista Tubino se trata de una guerra ideológica del sector conservador al que pertenece, donde no importa saber la verdad, sino tener con qué atacar al contrincante sin importar si es verdad o si es ridículamente obvio que es mentira. Aprovechó la falta de información de la población con respecto a la comunidad de Sarhua y, ni bien vio una bandera roja con una hoz y un martillo, procedió a disparar a diestra y siniestra contra quienes no debía. Manipular no solo se trata de mentir y modificar la realidad para fines propios, sino que también es aprovecharse de la falta de información de ciertos sectores para difundir información falsa para atacar y difamar a quienes piensan diferente a ti. Gracias a diferentes medios que sí tomaron en serio su labor periodística y personalidades de la cultura peruana la exposición se dio, y, debido a la publicidad de la discusión, ahora sabemos un poco más de la cultura de Sarhua y lo que pasó víctima de terrorismo, una guerra que no pretende acabar.
En la nota se lee el caso de 34 cuadros y un
retablo de estilo ayacuchano pertenecientes a la exposición Piraq Causa procedente de Estados
Unidos, enviados por la organización norteamericana Con/Vida Popular Arts of
Americas para ser expuestas en el Museo de Arte de Lima (MALI). “El motivo de la intervención es el
peculiar contenido visual de los 34 cuadros y un retablo de estilo ayacuchano,
los cuales, según la hipótesis de la Fiscalía y peritos policiales,
violentan las leyes peruanas en lo que respecta a la apología del terrorismo.”
Las piezas en cuestión son las llamadas tablas
de Sarhua, trabajos artísticos tradicionales de la región de Ayacucho,
específico del distrito de Sarhua de donde deriva el nombre, que consiste en
pinturas realizadas en tablones de sauce o molle que representan a las personas
y prácticas cotidianas de un pueblo. Por mucho tiempo han servido para retratar
la vida de las comunidades, pero su uso también ha llegado a inmortalizar
eventos de carácter social y cultural.
¿Qué llamó la atención de la Fiscalía para
retener estos trabajos por apología al terrorismo? Relata el medio:
“Hay escenas de tipo realista sin mayor
complejidad. En uno de los cuadros, el pintor muestra a un grupo de “guerrilleros” con ametralladoras dando
instrucciones a campesinos reunidos en una plaza pública. Se observa a
individuos armados y el rostro oculto con pasamontañas. Los campesinos tienen
el puño izquierdo en alto. Una campesina blande la bandera roja con los
emblemas de la hoz y el martillo. Como telón de fondo, una tela roja con
símbolos que empleaba Sendero Luminoso durante la época de terrorismo en el Perú.”
La tabla a la que se hace alusión es la
siguiente.
Efectivamente, los elementos relatados en la
nota se encuentran en la representación. Durante los días siguientes las Tablas
de Sarhua incautadas por la Fiscalía por presunta “apología al terrorismo”,
creación del artista ayacuchano Primitivo Evanán, se volvieron tendencia en las
redes no solo por el caso en particular, sino por los comentarios en la
plataforma de Twitter de diferentes personalidades de la política, entre ellos
el entonces congresista de la bancada de Fuerza Popular, Carlos Tubino; la ex
funcionaria del MEF, Cecilia Blume, y el ex regidor de Lima, Jorge Villena, en
donde no solo se limitaron a atacar a las obras donadas por Popular Arts of
America.
![]() |
Fuente: Útero.pe |
Pero, ¿cuál es el problema con lo expuesto por
el medio de comunicación Correo con referencia a las tablas de Sarhua
decomisadas por la Fiscalía, los comentarios de los mencionados y la imagen
trastocada del arte de esas obras frente a la opinión pública?
Sepa más:https://www.youtube.com/watch?v=7E2HF5R0uCo
Sepa más:https://www.youtube.com/watch?v=7E2HF5R0uCo
Como se dijo al principio, las tablas de Sarhua
no fueron creación de Sendero Luminoso, MRTA o ninguna “guerrilla”. Como dice
el mismo Evanán, las tablillas eran usadas antaño para representar la vida de
la comunidad; incluso, menciona, eran obsequiadas a las nuevas parejas que iban
a empezar un nuevo hogar para retratar el legado familiar de las mismas, y que
luego eran colgadas en un espacio visible de la nueva vivienda. Al mismo
tiempo, todo el contenido de las tablas no es posible reducirlo a una sola tabla:
precisamente se necesitan varias tablillas para contar una historia. El
producto “analizado” del diario Correo es uno de los, como el mismo medio
comunica, 34 cuadros que relatan la
llegada del grupo terrorista Sendero Luminoso (SL) a la comunidad de Sarhua.
Las tablillas representan cómo los senderistas sacan de sus casas a los
campesinos, dejan descuartizado a un poblador en el suelo, disparan a una
vivienda con ametralladoras, raptan mujeres que protegen a sus hijos con sus
cuerpos, mientras son obligados a
marchar en la plaza pública. Las tablas buscan contar la historia de cómo
Sendero Luminoso acorraló y masacró a la comunidad de Sarhua en el período del
conflicto armado. Una de las leyendas lo relata:
“Extraños elementos con petardos y disparos
armas de fuego ingresaron a la comunidad aterrorizando a humildes ocupantes –
Saquean casas y tiendas.”
¿Cómo un medio como Correo pudo omitir en su relato las pruebas que refutaban la hipótesis de la Fiscalía, dando a entender que eran definitivamente una puesta proselitista del terrorismo? Si bien es preocupante que el diario no buscara la verdad completa, sí buscó contrastar la nota con la declaración de Natalia Majluf, quien asegura el medio, no contestó. Pero las repercusiones que traen los comentarios desatinados de estas personalidades políticas no es excusable por la falta del medio.
¿Qué nos revela este caso? El uso de la posverdad para manipular la opinión pública con respecto a un tipo de arte en especial. Para el ahora ex congresista Tubino se trata de una guerra ideológica del sector conservador al que pertenece, donde no importa saber la verdad, sino tener con qué atacar al contrincante sin importar si es verdad o si es ridículamente obvio que es mentira. Aprovechó la falta de información de la población con respecto a la comunidad de Sarhua y, ni bien vio una bandera roja con una hoz y un martillo, procedió a disparar a diestra y siniestra contra quienes no debía. Manipular no solo se trata de mentir y modificar la realidad para fines propios, sino que también es aprovecharse de la falta de información de ciertos sectores para difundir información falsa para atacar y difamar a quienes piensan diferente a ti. Gracias a diferentes medios que sí tomaron en serio su labor periodística y personalidades de la cultura peruana la exposición se dio, y, debido a la publicidad de la discusión, ahora sabemos un poco más de la cultura de Sarhua y lo que pasó víctima de terrorismo, una guerra que no pretende acabar.
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